Cazorla, una ciudad abierta y hospitalaria situada en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.

Conocida como el principal enclave urbano de la región, esta localidad se encuentra asentada a los pies de la Peña de los Halcones, ofreciendo una panorámica única desde cualquier ángulo. Uno de los lugares que no puedes perderte es el Castillo de la Yedra. Situado en lo alto de un peñón, este castillo te permitirá descubrir el estilo de los castillos pasados a la vez que te descubrirá la vista de la zona.

Los visitantes también pueden recorrer sus estrechas y empinadas calles llenas de encanto árabe-andaluz, explorar sus comercios y descubrir los productos característicos de la comarca.

Baeza es un ejemplo temprano de la arquitectura civil y el urbanismo renacentista en España. Durante el siglo XVI, la ciudad experimentó su máximo esplendor y se construyeron o remodelaron monumentos icónicos gracias al maestro Andrés de Vandelvira y sus innovaciones constructivas.

La Catedral de la Natividad, el Palacio de Jabalquinto, el Convento de San Francisco, el Ayuntamiento, la Antigua Universidad y las Casas Consistoriales Altas son algunos de los monumentos bien conservados que se pueden admirar en Baeza. Estos contribuyeron a que la ciudad y Úbeda fueran reconocidas como Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Visitar Baeza es trasladarse al siglo XVI, ya que el conjunto monumental se encuentra en excelente estado. Además del Renacimiento, Baeza también exhibe la influencia árabe, mudéjar y vestigios romanos y visigóticos.

La Iruela, un encantador municipio situado en medio de un mar de olivos, se encuentra a una altitud de 932 metros sobre el nivel del mar. Su distintivo color blanquecino se destaca entre las demás localidades de la región, otorgándole un encanto singular. Pero lo que verdaderamente cautiva a quienes la visitan es su ubicación a los pies de una imponente peña rocosa conocida como El Escribano.

Este pintoresco pueblo se alza sobre la misma roca y gira en torno a una antigua fortificación que adorna su paisaje urbano. Las empinadas y estrechas calles, las pequeñas casas blancas con sus balconadas engalanadas con macetas y parras, forman parte del escenario típico de La Iruela. Cada rincón de este lugar parece salido de una postal, con su arquitectura tradicional y su atmósfera tranquila.

Alcalá la Real se revela como un lugar de soberbio enclave y privilegiado dominio. Con su impresionante paisaje de olivares y atalayas dispersas, esta localidad encierra en sí misma el testimonio de un pasado inmortalizado tanto en su herencia musulmana como cristiana, representada de manera imponente en la fortaleza de la Mota.

La fortaleza de la Mota data de la época medieval y se alza en lo alto de una colina ofreciendo unas vistas panorámicas impresionantes de la ciudad y sus alrededores. Pero Alcalá la Real no se limita solo a su fortaleza. Sus encantadoras aldeas, plazas y, sobre todo, sus habitantes, que conservan con orgullo su identidad campesina, hacen de este lugar un destino verdaderamente especial. Las tradiciones y la forma de vida arraigada en la tierra se entrelazan con una visión de futuro, creando una atmósfera única que captura el corazón de quienes la visitan.

Segura de la Sierra es un tesoro histórico que se remonta a los albores de la civilización, como atestiguan las pinturas rupestres descubiertas en las cuevas de Collado del Guijarral y Cueva de la Diosa Madre.

Esta localidad, enclavada en la Sierra de Segura, alberga una riqueza arqueológica notable con numerosos yacimientos arqueológicos. Además de su patrimonio histórico, Segura de la Sierra posee un impresionante entorno natural. Sus montañas escarpadas y valles pintorescos atraen a amantes de la naturaleza y excursionistas de todas partes. Los visitantes pueden disfrutar de paisajes impresionantes, senderos panorámicos y la oportunidad de explorar la fauna y flora autóctonas.